Las Naranjas avanzaron hasta las semifinales luego de una fase inicial sólida, pero en esa instancia se toparon con el poderío de Buenos Aires, que se impuso por 43-5. A pesar del traspié, las tucumanas se recuperaron con una destacada labor en el partido por el tercer puesto, en el que vencieron con autoridad a Noreste por 32-10, cerrando el certamen con una sonrisa.

El título quedó en manos de Buenos Aires, que en la final derrotó a Córdoba por 19-14, consagrándose campeón nacional. 

De esta manera, Tucumán volvió a demostrar su crecimiento y protagonismo en la disciplina, consolidándose como una de las potencias del rugby femenino argentino.